jueves, 29 de septiembre de 2011

El Lenguaje de las Neuronas


El investigador gallego Xurxo Mariño (Lugo, 1969), miembro del Grupo de Neurociencia y Control Motor de la Universidade da Coruña, ha obtenido el premio especial del jurado en el Certamen de Comunicación Científica de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Este neurocientífico, que hizo su trabajo de doctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, ha sido galardonado por poner en marcha los denominados discurshows -intercalan discursos científicos con la aparición de los protagonistas encarnados por actores-, y los cafés-teatro científicos en bares de Galicia. En ambos utiliza intérpretes para acercar la ciencia al gran público. La clave está, en su opinión, en "ser próximo, simplificar y dar un toque de humor".

Mariño, que participa en el ciclo Amazingsorganizado por la Cátedra de Cultura Científica de la UPV y la plataforma de divulgación científica Amazings, que se clausura hoy en el Bizkaia Aretoa, hablará a las 17.10 sobre Los sonidos de la mente. El evento reunirá a más de cien expertos y blogueros dedicados a compartir sus conocimientos con los internautas.
"Es falso que usemos solo una parte del cerebro. Todos utilizamos el 100%"
"El cerebro nos engaña siempre, es una máquina de realidad virtual"
"Las neuronas funcionan con electricidad. Lo que he hecho ha sido registrar esa actividad eléctrica y las he pasado por un amplificador de audio, de manera que podemos escuchar la electricidad de las neuronas. Suenan como chasquidos. Las neuronas se comunican entre sí con una especie de código Morse", desvela este popular neurocientífico.
Mariño participará también hoy en una mesa redonda sobre el cerebro. ¿Es cierto que este órgano sigue siendo un gran misterio? "Es una incógnita cómo es posible que a partir de 85.000 millones de neuronas que tenemos en el encéfalo surja la mente consciente. Cuando te despiertas por la mañana aparece el yo. Es fascinante. Durante el sueño profundo no tienes consciencia, desapareces. Lo que hay un estado eléctrico del cerebro que cuando suena el despertador cambia", apunta el científico.
Mariño niega además la extendida creencia de que solo usamos un pequeño porcentaje de nuestra capacidad cerebral. "Todos usamos el 100% de las neuronas que tenemos. De hecho, si no usáramos algunas se morirían porque necesitan estar recibiendo y generando actividad para mantener su metabolismo. Lo que sí cambia de una persona a otra es cómo las usamos", sostiene el experto.
¿Y hasta que punto nos engaña nuestra mente? "Continuamente. El 100%. La mente es una máquina de realidad virtual. La percepción que tenemos del mundo es una construcción mental", explica. Mariño subraya la multitud de mitos que rodean la neurociencia. Uno de los mayores, en su opinión es el de "la posibilidad de leer la mente. Se puede observar actividad cerebral a través de máquinas, pero ni de broma ver lo que está pensando una persona". También resalta las limitaciones de la denominada inteligencia artificial. "Es muy discutible que se pueda reproducir un encéfalo con un ordenador".

lunes, 26 de septiembre de 2011

Programa de Estimulación Neurocognitivo (PEN) para niños con necesidades básicas insatisfechas



PROYECTO PARA NIÑOS EN SITUACIÓN DE POBREZA 
Estimulación del desarrollo intelectual infantil





¿Cómo mejorar el desarrollo intelectual de los niños que crecen en ambientes desfavorables? 
Esta es la pregunta que el psicólogo Mauricio Cervigni del IRICE-CONICET junto a su equipo 
busca responder a través del "Programa de Estimulación Neurocognitivo (PEN) para 
niños con necesidades básicas insatisfechas". Aproximadamente 100 alumnos de primer 
grado que viven en situación de pobreza en Rosario participan de este proyecto.


Específicamente, el investigador se encuentra estudiando cómo se puede estimular el 
desarrollo de las denominadas funciones ejecutivas. Tales funciones han sido vinculadas 
al establecimiento de objetivos, la realización de planes, regulación de tareas, entre 
otras actividades. Por ejemplo, una de las consideras funciones ejecutivas, la memoria de 
trabajo, posibilitaría mantener la información 'en línea' actualizándola permanentemente 
para poder alcanzar un objetivo. Asimismo, otra de estas funciones, la flexibilidad cognitiva, 
se relaciona -entre otro orden de cosas- con la posibilidad de pensar distintas estrategias 
posibles para la solución de problemas específicos.

"Nosotros ponemos el acento en estas funciones porque creemos que presentan una 
crucial importancia para el desarrollo del capital humano en nuestra sociedad. Existe 
evidencia científica que muestra que aquellos niños que crecen en contextos con escasos 
estímulos lingüísticos y simbólicos presentan una mengua en el desarrollo de las funciones 
ejecutivas., señala el investigador. Por esta razón, el científico considera que .el estudio de 
estos procesos reviste una particular importancia en materia de decisiones de políticas de 
salud y educación".

El Programa de Estimulación Neurocognitivo contempla realizar intervenciones sistemáticas 
y planificadas a través de juegos digitales seleccionados especialmente con el objetivo de 
fomentar el desarrollo de las funciones ejecutivas. En la actualidad, el proyecto se encuentra 
en la etapa de recolección de datos. Durante un mes, tres veces por semana, los niños asisten 
al laboratorio de informática de la escuela para realizar las actividades previstas en el 
Programa. Para comprobar la hipótesis se trabaja con dos grupos: un grupo experimental al 
cual se le aplica el banco de juegos y un grupo control que sirve de referencia. El primero 
interacciona con los juegos escogidos en el PEN y el segundo realiza actividades de baja 
demanda cognitiva, dibuja con una aplicación digital. Este último grupo sirve de referencia 
para analizar el impacto real que tiene el Programa en aquellos niños que han sido expuestos 
a sus "influencias".

Para comprobar la eficacia del proyecto, se testea el desempeño individual de cada niño en 
las funciones ejecutivas antes de comenzar la estimulación y se realiza una nueva evaluación 
al concluir dicha intervención. Finalmente, se comparan los resultados y también se contrasta 
al grupo que jugó con el que dibujó. De esta manera, se puede apreciar en qué medida los 
juegos ayudan a mejorar las funciones ejecutivas. Asimismo, el equipo de investigación realiza 
una tercera evaluación transcurrido un mes de la finalización del proyecto. Esta evaluación se 
lleva a cabo a fin de saber si los efectos logrados con el PEN persisten.

Sin embargo, Cervigni adelanta que "la performance de las funciones ejecutivas baja 
rápidamente y por ende la estimulación debe ser sostenida en el tiempo". En consecuencia, 
el investigador sostiene que "de existir resultados favorables, lo ideal sería que el Programa 
pudiera ser incluido en la currícula de las escuelas" para que los niños reciban estimulación en 
forma continua


Fuente: 

Free Online Courses of Brain and Cognitive Sciences MIT

Un espacio muy interesante con material de cursos online sobre brain and cognitive sciences del MIT



III SEMINARIO INTERNACIONAL En Neuro - Rehabilitación Infantil, Bogotá Colombia

domingo, 25 de septiembre de 2011

El caso Phineas Gage


Phineas Gage fue un individuo célebre y que será recordado siempre en los anales de la medicina.
¿Por qué?

Reconstrucción del accidente.


Principalmente porque gracias a él tenemos ahora una comprensión más clara del papel que juegan algunas estructuras cerebrales en nuestra conducta, en la forma en que pensamos y en los hilos que mueven nuestros sentimientos.
Gage fue uno de los primeros casos documentados de daño cerebral, una leyenda en los anales de la neurología. Era un trabajador de los ferrocarriles y se encargaba, junto con otros, de abrir camino a las vías del ferrocarril. Para ello, practicaban agujeros en las rocas y los llenaban con dinamita.
El 13 de septiembre de 1848, Gage trabajaba en un grupo que abría paso para la línea del ferrocarril que corría cerca de Cavendish, Vermont. Phineas Gage, que entonces tenía 25 años, preparaba una de las cargas explosivas cuando una chispa hizo que la dinamita estallara, ocasionando que una barra metálica saliera volando y se le clavara en la mejilla. El otro extremo salió por la parte superior del cráneo, en el punto donde se unen los huesos parietales. La barra metálica fue recuperada varios metros más allá de donde quedó tendido Gage, llena de sangre y trozos de cerebro. El trozo de metal medía más de un metro y tenía poco más de 3 centímetros de diámetro.
Sorprendentemente, Gage fue capaz de hablar y caminar a los pocos minutos de ocurrido el accidente. Lo sentaron en una carreta tirada por mulas y así llegó al lugar donde vivía. Fue atendido por Harlow, el médico local. Éste tuvo que remover los trozos de hueso que aún quedaban cerca del orificio de salida y unió los que quedaban.
Tras pocos días, la herida expuesta de Gage en la parte superior de su cabeza se infectó con hongos y cayó en coma. La familia, advertida de que el desenlace sería, con toda probabilidad, fatal, comenzó a hacer los preparativos para el entierro. Sin embargo, Gage se recuperó. Harlow drenó 8 onzas de pus (unos 250ml) de la herida en la cabeza bajo el cuero cabelludo y para enero, Gage llevaba ya una vida normal.
Harlow reportó el caso de Gage en un artículo publicado en el Boston Medical and Surgical Journal, pero la noticia fue tomada con escepticismo debido a que nadie creía que alguien pudiera sobrevivir a tales heridas.
Esta es la descripción que hizo Harlow de las heridas sufridas por Gage:
[La barra de hierro] penetró el cráneo y atravesó el lóbulo izquierdo del cerebro, y salió a través de la línea media, en la unión de la sutura coronal y las suturas sagitales, lacerando el seno longitudinal, fracturando el hueso parietal y el frontal de forma extensa, lesionando porciones considerables del cerebro y haciendo que el ojo izquierdo se saliera de su órbita, casi la mitad de su diámetro.
Un segundo artículo fue publicado en 1850 por Henry J. Bigelow, un profesor de la Universidad de Harvard. Reportó que Gage se encontraba bastante recuperado, mental y físicamente. Dado que el primer reporte (el de Harlow) fue tachado de ser una farsa, durante los siguientes 20 años se le dio el crédito a Bigelow por la publicación del caso, que fue aceptado ampliamente por la comunidad médica.
Según Harlow, Gage conservó todas sus facultades intelectuales, pero la esposa del paciente y algunas otras personas cercanas a Gage notaron dramáticos cambios en su personalidad. No fue sino hasta 1868 que Harlow documentó las “manifestaciones mentales” de las lesiones que había sufrido Gage. El Reporte fue publicado en the Bulletin of the Massachusetts Medical Society:
Sus jefes, quienes lo consideraban el trabajador más eficiente y capaz antes de accidente, dijeron que los cambios que había sufrido eran tan marcados que no le darían nuevamente su antiguo trabajo. Era inestable e irreverente, dado a la más grosera conducta, profano, manifestaba escaso respeto por sus iguales, impaciente y dado a no escuchar consejos cuando algo se oponía a sus deseos. También se mostraba pertinaz y obstinado, caprichoso y vacilante, embebido en muchos planes para el futuro, incapaz de continuar una tarea demasiado larga. De esta manera, todos los que lo conocían dijeron que él “no ra Gage”.
Por lo tanto, el daño que Gage sufrió en la corteza frontal produjo una total pérdida de las inhibiciones, las cuales provocaban un comportamiento inapropiado. La barra de metal había practicado lo que ahora se conoce como “lobotomía frontal”. La precisa naturaleza del daño que produjo el accidente en el cerebro de Gage ha sido motivo de debate desde que ocurrió el accidente. Las heridas que este hombre sufrió en el cerebro sólo pueden deducirse en base al daño que sufrió el cráneo.
En 1994, Hannah Damasio y otros colegas de la Universidad de Iowa usaron técnicas de neuroimagen para reconstruir el cráneo de Gage. La conclusión a la que llegaron fue que Gage sufrió daño en ambas cortezas prefrontales. Pero de acuerdo a la imagen tridimensional generada por computadora hecha del cráneo de Gage realizada por Liebert et al, el daño en el cerebro de Gage estuvo limitado al hemisferio izquierdo.
De cualquier manera, el caso de Phineas Gage hizo importantes contribuciones a la moderna neurología. El reporte que hizo Harlow en 1868 confirmó las conclusiones a las que habían llegado otros científicos de forma independiente. Eran los tiempos en que la frenología tenía su auge. Sin embargo, sus teorías quedaron pronto en el olvido cuando las contribuciones de científicos como Brocca, John Hughlings Jackson y David Ferrier se hicieron más conocidas y fue posible localizar las funciones mentales de una forma mucho más precisa.
El caso de Gage confirmó los hallazgos de Ferrier respecto a que el daño a la corteza prefrontal puede ocasionar cambios de personalidad mientras que otras funciones cerebrales permanecen intactas. El caso de Gage fue uno de los primeros que aportó evidencia de que la corteza frontal se encarga de determinar nuestra personalidad. Hoy, el rol de la corteza frontal en la cognición, el comportamiento social y en diversas funciones ejecutivas está bien estudiado y es un conocimiento que no se pone más en duda.
¿Y qué sucedió con Phineas Gage después de todo esto?
Debido a que fue incapaz de regresar a su empleo, se dice que viajó a Nueva Inglaterra e incluso a Europa con su barra de hierro, tratando de ganar algún dinero. Algunos otros dicen que fue exhibido como una curiosidad en el circo Barnum en Nueva York. Sin embargo, la historia de Phineas Gage es más folclor que hechos. Se sabe que desde 1851 hasta poco antes de su muerte, Gage trabajó como instructor de manejo en Darmouth, en Hanover, en New Hampsire por 18 meses y después del Chile durante siete años. En cierto punto de 1859 su salud se deterioró y Gage se instaló en casa de su madre. Murió el 20 de mayo de 1860, 13 años después de su accidente, de complicaciones provocadas por los ataques de epilepsia que sufría. No se hizo autopsia del cuerpo, lo cual habría despejado muchas dudas y apaciguado los debates que se extienden hasta nuestros días.
El craneo de Phineas Gage en la Harvard Medical School
En 1867, el cuerpo de Gage fue exhumado de su tumba en el cementerio de Lone Mountain en San Francisco. El cuñado de Gage se quedó con el cráneo y la barra de hierro que lo hirió y los obsequió al Dr. Harlow, quien entonces vivía en Woburn Massachusetts. Actualmente pueden verse en el Warren Anatomical Museum, de la escuela de medicina de Harvard.

Un menage a trois cerebral - Roberto Rosler